Su curiosidad le abrió las puertas a una profesión que le daba respuesta a las muchas preguntas que se planteaba. Periodista y experta en marketing estratégico, Elena Morales es la voz de la información y el entretenimiento del fin de semana al frente de A Vivir que son dos días Comunidad Valenciana, de la Cadena Ser. Con ella hemos querido charlar sobre periodismo, la vida, los retos, los sueños… y todo lo que quiera compartirnos porque siempre es un placer escucharla.
- Como bien dice el nombre de tu programa, el tiempo pasa rápido y la vida son dos días, ¿De qué llenaría esos dos días Elena Morales?
De libertad. Pasados unos días de vida, y sabiendo que nos quedan dos como mucho, quiero sentir que soy libre para tomar decisiones importantes, pero también para los pequeños momentos. Es importante sentir que cuentas con minutos para una conversación sin reloj, para paseos, para mirar cómo duerme mi hija, para besar, para reír…
- ¿Qué te llevó al mundo del periodismo?
Creo que la curiosidad. Mi madre cuenta que era un drama ir conmigo a la playa. De repente me perdían de vista y lo pasaban fatal. Hasta que aprendieron que siempre estaba mirando a alguna familia al llegar a la arena y sacar sus cosas de los bolsos.
Sigo sintiendo intriga por lo que hay dentro de algunos edificios, por las conversaciones ajenas, por vidas interesantes. Lo maravilloso de nuestro trabajo es que después de las preguntas que te haces, las respuestas llegan a los demás. Me encanta imaginar cómo el mensaje llega al oyente. Cómo estará cuando lo reciba, qué significará para esa persona…
- Después de más de 20 años delante de los micros ¿qué tiene de especial la radio que no te dan otros medios?
Imagino que es muy tópico hablar de la magia de la radio. Pero es así.
Aunque para mí lo especial de la radio es escuchar y ser consciente que hay miles de personas con sus circunstancias escuchando lo mismo que yo. No creo en el protagonismo del periodista. Somos meros transmisores de voces y de vidas que si no fuera por la radio nadie escucharía. Y no es lo mismo leer una historia, que escucharla. La voz esconde y al mismo tiempo exhibe lo que somos y llevamos dentro.
- Los fines de semana es más fácil o más complicado fidelizar al oyente. ¿Qué buscas ofrecerle?
Durante el fin de semana conectas con los pocos que están trabajando y con los muchos que sonríen porque no trabajan. Es una mezcla muy interesante. El fin de semana permite una radio más cercana, más sentimental. Cuando el ritmo cardíaco está relajado estamos más receptivos a lo que no identifica como personas. En esos momentos los detalles tienen especial relevancia, y eso es maravilloso. El fin de semana es la vida en pequeño y en intenso.
- En la mayor era de la información fruto de la digitalización y nuevas tecnologías, ¿dirías que existe una mayor desinformación?
Sí. La necesidad de obtener resultados rápidos nos hace más vulnerables a la manipulación. El conocimiento requiere un esfuerzo que no estamos dispuestos a realizar. No queremos profundizar, queremos que alguien nos ofrezca un titular como verdad incuestionable. Es un ejercicio de fe que anula el pensamiento crítico.
- Los usuarios muchas veces nos sentimos saturados, y uno de cada tres españoles evita consumir noticias con cierta frecuencia, más aún a lo largo del último año de pandemia ¿Qué está ocurriendo para que se produzca esa fatiga informativa?
Está unida a la anterior pregunta. Esforzarnos por saber nos agota. Y también los medios debemos analizarnos y evolucionar. A menudo la noticia es una reina absolutista que lo inunda todo. Esta forma de trabajar enmascara la realidad. Pasan otras muchas cosas que importan a ciertos sectores de la sociedad, pero no tienen cabida en nuestra agenda.
Creo que falta periodismo social y empático. Hay historias sencillas, sin nombres conocidos, que tienen muchísima vida.
- Por otro lado, según el último informe Digital News Report 2020 del Instituto Reuters, se sigue debilitando la confianza en los medios ¿Qué está haciendo mal el periodismo y cuál es su mayor reto?
En el periodismo sobra egocentrismo y falta escucha. El reto es que la sociedad exija a las empresas periodísticas respeto por la profesión. El periodismo debe mimar sus historias, sus personajes y su forma de contar. A menudo, la precariedad está acabando con la calidad.
- Del mismo modo, el estudio señala que los medios locales y regionales, como es tu caso, son los más creíbles para la mayoría de los encuestados. ¿Hay un mayor interés y confianza por la información que nos toca más de cerca?
Es normal, a cada uno nos duele nuestro dolor, aunque sea intrascendente. Las pequeñas cosas son más tangibles que la macroeconomía o la política internacional.
- Las facultades de periodismo y las redacciones están llenas de mujeres, pero las altas direcciones de los medios siguen vacías. ¿Cómo ves el futuro de la mujer en el periodismo?
Lo veo mal. Soy una feminista extrema. No quiero seguir esperando a que las próximas generaciones evolucionen. No es justo dejar pasar el tiempo. Lo único que ha cambiado es el cuidado que se tiene con lo políticamente correcto. Pero el machismo es estructural, está en cada poro de la sociedad. Esta es la razón por la que no se avanza, por la que las mujeres no llegan a puestos de responsabilidad o de decisión. Esta última palabra es más importante. Creo firmemente que falta decisión y gestión de mujer en el mundo. Estoy convencida de que seríamos un motor de cambio.
En todas las empresas, también las periodísticas, las mujeres estarán haciendo trabajos excepcionales pero escondidas en los cajones y ganando menos dinero.
- ¿Alguna mujer referente en tu carrera?
No admiro a ninguna periodista de forma especial, e imagino que esto tendrá que ver con carencias de visibilidad. Sí sigo a muchas mujeres que sostienen sus entornos más cercanos. Admiro mucho más a mujeres que en la precariedad son capaces de avanzar.
- Un titular que te gustaría dar.
Desaparecen las amas de casa.
- Alguien a quien te gustaría entrevistar.
A alguien fallecido. Me gustan los imposibles, jajaja
- Y cuéntanos, más allá de las ondas, ¿quién es Elena Morales? ¿Con qué sueñas?
Creo que soy una señora (cuando voy a la carnicería ya me dicen señora), con muchas ganas de vivir. Sueño con mi salud y la de mi entorno. Sueño con días en los que yo tengo el control de lo que hago. Sin salud, nada tiene sentido ni control. También me preocupa ser exigente conmigo misma en lo personal. Quiero mejorar como persona.
- Y para terminar, ¿cuál dirías que es el Sisu que te impulsa? Esa fuerza interior que permite seguir adelante incluso en los momentos más complicados.
Mi primer impulso es mi hija en el sentido de lanzarla al mundo. No trabajar para que tenga caprichos. Me importa tener la capacidad de motivarla para que busque su lugar, su libertad, su independencia.